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CELAC: 32 democracias y una dictadura

¿Avalando la violación de derechos humanos en Cuba?

... en Cuba los únicos que tienen derechos humanos son los turistas y los agentes diplomáticos. El resto de la población no los tiene. Desde hace más de cincuenta años son materia dispuesta para los planificadores de la sociedad sin clases.

Paul Laurent

Publicado: 2014-01-30

Desde enero del 2013 a enero del 2014 un dictador representó a 32 democracias. Al término de ese absurdo, más de un centenar de detenciones arbitrarias, golpizas y secuestros se dieron en el país que hasta ese momento ejerció la presidencia la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC): Cuba.

Así es, ya en vísperas de la inauguración de una nueva reunión de esta alternativa chavista a la OEA (con la participación de todos los miembros latinoamericanos y caribeños de la OEA, incluido su secretario general José Miguel Insulza), la arremetida contra los activistas en favor de la democracia y los derechos humanos fue severa. Mientras tanto, el silencio cómplice de 32 naciones formalmente democráticas.

Tal es como se avala la más triste de las excepciones a la regla, pues en Cuba los únicos que tienen derechos humanos son los turistas y los agentes diplomáticos. El resto de la población no los tiene. Desde hace más de cincuenta años son materia dispuesta para los planificadores de la sociedad sin clases.

¿Cómo hablar de derechos en un país donde la legalidad se sustenta en una copia fiel de la constitución de la extinta U.R.S.S.? Obviamente, con una norma de esa índole hablar de división de poderes y libertades políticas es un imposible. La “dictadura del proletariado” nunca supo derechos fundamentales. Les eran un estorbo. Al respecto, si rememoramos que el artículo 16 de la Declaración de Derecho del Hombre y del Ciudadano de 1789 (directamente inspirada en la Declaración de Derechos de Virginia de 1776) preceptuaba que “Toda la sociedad en la cual la garantía de los derechos no está asegurada ni la separación de poderes establecida, no tiene Constitución”, es más que revelador el grado de institucionalidad padecen los 11 millones de cubanos.

A pesar de ser objetivamente una sociedad con gente sin derechos (pues sólo el estado los tiene), a lo largo del último año el general Raúl Castro desempeñó el cargo de presidente de la CELAC, un organismo que (según la Declaración Especial sobre la Defensa de la Democracia y el Orden Constitucional) tiene como objetivo el respeto irrestricto del estado de derecho, la democracia, los derechos humanos y los derechos fundamentales (sic). Es decir, el hermano de Fidel ejerció el mando de un organismo que se rige por objetivos que en la normatividad del país que gobierna no existen ni siquiera como un decorado retórico.

Verdad, en la Constitución cubana no hay ni por asomo ninguna mención a los derechos humanos o a los derechos fundamentales, como ninguna referencia a las garantías constitucionales que precisamente son violadas por las autoridades gubernamentales en cada redada que hacen contra los gusanos, miserables o traidores que se atreven a exigirlos. Esos son los calificativos con los que la dictadura castrista denominan a los que claman por los derechos que el resto de los demás ciudadanos de los países de la región tienen.

¿Ahora que Cuba deja la presidencia de la CELAC (anecdóticamente dándosela a Costa Rica, la democracia más longeva de la región), debemos de entender que todo vuelve a la normalidad? Lamentablemente el que las democracias de la región traten como su igual a un régimen que en su día quiso imponerles dictaduras socialistas y que viola sistemáticamente los derechos humanos de su población no puede ser tenido como normal.


Escrito por

Paul Laurent

Ensayista. Autor de los libros \"Summa ácrata. Ensayo sobre la justicia y el individuo\" (2005), \"La política sobre el derecho\" (2005), \"Teología y política absolutista en la génesis del derecho moderno\" (2005) y \"El misterio de un liberal. El extraño sen


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Odiseo en tierra

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